Terminaba 1984 en el desértico puerto de Carrizal Bajo, en el norte grande de Chile, cuando se empezó a planear la mayor internación de armas ilegales en la historia de nuestro país.

La dictadura militar enfrentaba algunos de sus peores momentos. Corría una crisis económica en los 80’s y se generaban las mayores protestas desde el inicio del régimen. Era el escenario perfecto para hacer frente a Augusto Pinochet y sus aliados.

El Partido Comunista, entonces en clandestinidad, había decidido unos años atrás usar la resistencia armada para derrocar la dictadura. Sin embargo, faltaban las armas. Una playa lejana, a 200 millas de la costa, era el lugar perfecto para hacer esta peligrosa transferencia.

Por esos años Guillermo Teillier, quién falleció esta mañana, era jefe de la comisión militar del PC. Según comenta el historiador de la Escuela de Periodismo de la UDP, Cristián Pérez,el dirigente  era una de las figuras más importantes de la operación. Sin embargo, siempre tuvo un rol netamente gestor, y no estuvo presente en la ejecución del proyecto.

El equipo se conformó con gente del Frente Patriótico Manuel Rodriguez, del Trabajo Militar de Masas, y otros militantes cercanos, según afirma Pérez en el sexto capítulo de los archivos del cardenal. Sin embargo, fue más difícil de lo que esperaban, y terminó en un trágico final.

La internación de armas en Carrizal Bajo: la lucha armada contra Pinochet

Alfredo Malbrich «Albacorrilla», Orlando Bahamondes «el Pedro», Sergio Buschman «Ricardo», Claudio Molina «El Rucio», Juan de Dios Márquez, «El Pollo», «Pancracio» y «Tino» fueron algunos de los protagonistas de esta historia. Algunos tenían formación militar en las revoluciones comunistas, y otros solo eran profesionales.

Los involucrados se instalaron en Caleta Corrales, a siete kilómetros de Carrizal Bajo, donde crearon dos empresas legales (y funcionales) como fachada. Así se formaron la Sociedad de Responsabilidad Limitada Cultivos Marinos Chungungo Limitada, y Productos del Mar.

Durante semanas el proyecto funcionó correctamente, mientras el PC definía los últimos detalles de la operación. Finalmente, para el 30 de diciembre de 1985 quedó la fecha del traspaso. La Cuba de Fidel Castro sería quien daría las armas, entre ellas fusiles de asalto M-16, ametralladoras Punto 30 y M-60, lanzacohetes LAW y RPG-7, y un importante cargamento del explosivo C-4.

El primer intentó fracasó, ya que Malbrich (quien era el autorizado para recibir las armas de los cubanos) no quiso subir al barco el Chompalhue, por miedo a ser fiscalizado. «Albacorrilla» intentó acercarse a alta mar en un bote Zodiac, sin embargo, una ola rompió su motor antes de encontrar la embarcación, y no se pudo concretar la operación.

Por esta razón, las empresas tuvieron que seguir funcionado durante 4 meses, hasta que en su segundo intento el Chompalhue logró llegar a puerto con las armas. Una segunda guarnición mantuvo la operación activa un tiempo más, ya con un barco nuevo.

Sin embargo, el tiempo y la causalidad sería determinante para el fracaso de esta operación.

Unos pescadores extraños

En todo este tiempo, la gente de Carrizal Bajo comenzó a sospechar. No pensaban en militantes del FPMR que buscaban armas, aunque sí sabían que no tenían la «pinta» de pescadores. Andaban con mucho dinero y no iban a los prostíbulos, como era costumbre.

Los carrizaleños pensaron que se trataba de un grupo de traficantes de locos, y se lo comunicaron a su alcaldesa, Magaly Salinas. Esta fue y se lo comunicó a su par de Huasco, Gloria Nordenflycht, quién en Copiapó se lo comentó a la esposa del Intendente de Atacama. El militar, cuando se enteró, mandó, sin darle mayor importancia, a investigar este lugar.

Por esta razón solo llegaron cuatro agentes de la Central Nacional de Inteligencia a ver estas «empresas». Al parecer, los militantes ya estaban más confiados, porque solo bastaron esta unidad para encontrar las armas, amarrar a «El Pollo», Rafael Pascual y Pablo Flores, y llevarlos en auto a Vallenar. Sin embargo, se encontraron con un vehículo de frentistas, donde iba «Pedro», y lograron salvar a sus compañeros.

Otros efectivos se quedaron en el lugar, donde pudieron capturar a dos de los involucrados. Sin embargo, Buschman apareció para ver el escenario, y trajo refuerzos, con lo que lograron liberar a los reclusos. Así varios vagaron por el desierto, sin comida, escondiéndose entre piedras.

Finalmente fueron encontrados por la CNI cerca de la ruta Panamericana. Otros, los encarcelaron después de meses o semanas. Muchos de ellos fueron severamente torturados por los cuerpos represivos de la dictadura.

Por otra parte, un grupo que subió a un bote y escapó por mar, logró salvarse. Como eran buscados por la ley, salieron de Chile apenas pudieron arribar en Santiago.

Tanto esta experiencia en Carrizal como el intento de asesinato de Pinochet fueron los dos intentos fallidos que terminaron por sepultar las intenciones del FPMR y la insurgencia comunista.

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